29 Ene CARLOS I DE ESPAÑA y V DE ALEMANIA
El 19 de octubre de 1505, a los 18 años de edad, Germana de Foix se casó por poderes en la localidad palentina de Dueñas con Fernando II de Aragón, de 53 años, viudo de Isabel la Católica desde hacía casi un año. El 23 de enero de 1516 muere Fernando el Católico, sin sucesión con Germana, tras dos años con problemas de salud, por tomar, según se decía, unas hierbas con la esperanza de lograr fecundar a Germana o guisos hechos con turmas de toro o jarabes de extracto de cantárida según dicen otras crónicas. Según cuenta el cronista Sandoval, por el mes de marzo de 1513 enfermó el rey Católico viniendo de Carrioncillo “porque su mujer Germana de Foix, con codicia de tener hijos que heredasen el reino de Aragón, le dio no sé qué potaje aconsejado por unas mujeres, entre las que estaba doña María de Velasco, y al fin le acabo este mal. Como doña Germana tuviera tanto deseo de tener un hijo rey parece ser que le hizo dar a su marido unos potajes hechos con turmas -testículos- de toro y cosas de la medicina que ayudaban a tener generación, porque le hicieron entender que se empreñaría luego”.
En la última carta a su nieto Carlos –Carlos I Rey de España y V Emperador de Alemania-, hijo de Juana la Loca, Fernando el Católico le encomienda que no abandone a su viuda Germana, «pues no le queda, después de Dios, otro remedio sino sólo vos…». Al enviudar, Germana se traslada a Castilla.
Es poco conocido que el joven Carlos I, con 17 años, nada más llegar a España en 1517 se entendió a la perfección con su abuelastra Germana de Foix, de 29 años, una mujer discreta y afectuosa que aún no padecía los problemas de obesidad que tuvo más tarde. Tan bien se entendieron y tan bien obedeció a su difunto abuelo, que nieto y abuelastra se liaron y tuvieron una hija que debió nacer en 1518.
En la primera entrevista en que ambos se conocieron mantenida con la viuda en Valladolid, Carlos se mostró muy afable con ella y comenzó a organizar torneos y banquetes en su honor. Pronto surgió entre los dos jóvenes una apasionada relación amorosa de la que nació dicha hija, Isabel, y aunque nunca fue reconocida oficialmente, Germana de Foix se refiere a ella en su testamento como la “infanta Isabel” —título que no le podía corresponder— y a su padre como “el Emperador”. La niña residió y fue educada en la Corte de Castilla.
En 1519 Germana de Foix, acompañó a Carlos I y a la hermana de éste, Leonor, a Zaragoza y Barcelona para celebrar Cortes y ser jurado como rey. Allí se decidió, para lavar la imagen del futuro emperador ante la opinión pública, el casamiento de Germana de Foix con Fernando, Marqués de Brandeburgo, del séquito personal de Carlos I, poniendo así fin a los amores con su abuelastra.
Isabel de Castilla, infanta, hija de Germana de Foix, en los documentos oficiales donde aparece nombrada se le concede el título de infanta de Castilla y se la designa como hija de la Majestad del Emperador. En el testamento de Germana de Foix, realizado pocos días antes de su muerte en octubre de 1536, se le otorga un collar de 133 perlas gruesas: “Ittem, legamos y dexamos aquel hilo de perlas gruessas de nuestra persona, que es el mejor que tenemos, en el qual ay Çiento y treynta y tres perlas, a la sereníssima doña Ysabel, Ynfanta de Castilla, hija de la Mat. del Emperador, mi señor e hijo, y esto por el sobrado amor que tenemos a Su Alteza”. En la carta del duque de Calabria, don Fernando, tercer marido y viudo de Germana, escrita a la emperatriz Isabel, esposa de Carlos I, se nos informa de que esta infanta era hija de la misma Germana: “Con ésta irá la copia del dicho testamento auctenticada, porque por ella vea V. Mag. el legado de las perlas que dexa a la serma. infanta doña Ysabel, su hija. V. Magd. mandará screuirme si es servida que se le embien con hombre propio, o si será servida embiar por ellas, o lo que más fuere de su servicio…”. Finalmente el secretario de turno, a la hora de resumir el testamento de Germana pondrá como segundo legado más importante, después de una copa de oro que la reina Germana había dejado al Emperador, el destinado a doña Isabel de Castilla, y de esta forma: “Itero, a la sma. sra. Infanta doña Ysabel, hija de Su Mt., un collar de oro con perlas, el mejor que tiene”. Todo esto lleva a deducir que se trata de la hija bastarda de Carlos I, rey de España, y V, emperador romano germánico, y de la reina viuda de Aragón, Germana de Foix. Por una referencia de Pedro Girón, que en sus papeles del año 1537 la cita de un modo muy escueto entre otros personajes de la corte, se deduce que todavía estaba viva ese año y que se hallaba de luto.