29 Ene Viaje a Ítaca
Ayer, 18 de junio de 2009, uno de mis amigos, Pedro Martínez, profesor de Filosofía, en su discurso de despedida por su jubilación nos comentó a los que lo agasajábamos el paralelismo que hay entre el discurrir de nuestra vida con el poema “Viaje a Ítaca” del poeta Kavafis. Enseguida pensé que la idea contenida en él se podía extrapolar a cada uno de nosotros pues nos veríamos reflejados muy bien en él dado lo mucho que nos gusta viajar y cavilar en un continuo viaje en busca de un no sé qué, quizá en busca de uno mismo.
En este poema fechado en 1911, el poeta griego Konstantinos Kavafis hace referencia al mítico viaje que hizo Ulises en la Odisea de Homero. Homero nos dejó dos de las mejores obras de la literatura: la Odisea y la Ilíada. En la Odisea se narra la vuelta de Ulises a su patria Ítaca al finalizar la guerra de Troya.
Kavafis pone el acento y coloca el énfasis no en la meta del viaje sino en la importancia del recorrido y utilizó esa imagen del largo viaje y la asoció con la idea de conseguir los sueños pues la vida debe ser una continua búsqueda del significado del viaje hacia nuestra Ítaca particular, en el que iremos atracando en distintos puertos, conociendo distintas gentes y amores, disfrutando de distintas vivencias llenas de tropiezos y de nuevas aventuras que nos enriquezcan el espíritu y que nos enseñen a valorar el éxito, para partir de nuevo otra vez desde el último fondeadero y navegar de puerto en puerto en larga singladura hasta el que el destino considere como fin de nuestra peregrinación, y allí alcanzar la sabiduría y el conocimiento teniendo siempre presente que la llegada al último puerto de nuestra singladura no sea nuestra meta sino que ese logro final sea el viaje en sí mismo.
El Viaje a nuestra Ítaca debe ser un camino abierto a todas las experiencias que constituyen la vida, a los goces del mundo, a la adquisición del conocimiento, a los deleites humanos y también a los contratiempos del camino, pues de todo nos encontraremos en nuestro viaje a la Ítaca de nuestros sueños. El viaje convierte la meta en un espejismo que nos sirve de faro que nos guía en nuestro viaje hacia lo mejor de nosotros mismos. Ítaca es una metáfora del viaje hacia el conocimiento y es la meta donde termina el ciclo de aprendizaje en la vida de las personas. El poema va dirigido a todo aquél que sigue la ruta de su destino, representado en la figura de Ulises. Sin embargo, hace énfasis en que no se debe olvidar el propósito del viaje, el referente de Ítaca: Ten siempre en tu mente a Ítaca. Llegar allí es tu destino, pero no apresures el viaje y recuerda que es el propio viaje lo que importa.
Sin embargo, Kavafis recomienda que en el viaje no sea simplemente un camino de rosas sino también de espinas, es decir que existan adversidades para que el aprendizaje no carezca de valor y se honre el esfuerzo y la dificultad del progreso y la conquista. Las mercancías y los equipajes que vamos atesorando son las ganancias del aprendizaje, especie de medallas al esfuerzo pues el viajero a lo largo de su viaje va haciendo acopio de un bagaje de sentimientos, inteligencia emocional, hazañas y romances que atesora para resolver situaciones similares que se le presenten en el futuro.
En el viaje iremos en pos del Amor, y en esto hay una clara metáfora en los versos del poema con las mercancías que son de todos los colores básicos de la raza humana: nácar –la raza blanca-, coral –cobriza-, ámbar –amarilla- y ébano –negra-, pues para el poeta, Cupido o Eros, es decir el Amor, puede hallarse en cualquier latitud, pues muchos trayectos se hacen por la simple necesidad de encontrar una pareja definitiva aún recorriendo grandes distancias.
Sé lector que tienes alma de viajero, que el lugar dónde hoy habitas es uno de los puertos de tu larga singladura y que esa Ítaca para ti no es un lugar físico y que la irás descubriendo sobre la marcha a medida que viajes porque ese camino te llevará entre otros lugares hacia el más importante que es el interior de ti misma.
La vida –nuestro viaje a Ítaca- está considerada como un movimiento continuo y como un cambio permanente, pero por etapas, en que las fases de infancia, de juventud, de la adultez y de la madurez sirven para afianzarse en la vida, mientras que la vejez sirve para reposar y para contemplar, desde lo alto de la montaña y sosegadamente, la obra realizada, quizá también para contarla e inspirar a otros a realizar el mismo viaje hacia el conocimiento.
En el siguiente poema sobre el Viaje a Ítaca, Kavafis nos enseña cómo hacer el viaje hacia la legendaria isla que todos soñamos.
ÍTACA
Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.
Aquí a continuación ofrezco la versión en catalán y su traducción al castellano de “Viatge a Ítaca” de Lluís Llach.
Ítaca (o Viatge a Ítaca) ( Kavafis, Carles Riba y Lluis Llach)
I
Quan surts per fer el viatge cap a Itaca,
has de pregar que el camí sigui llarg,
ple d’aventures, ple de coneixences.
Has de pregar que el camí sigui llarg,
que siguin moltes les matinades
que entraràs en un port que els teus ulls ignoraven,
i vagis a ciutats per aprendre dels que saben.
Tingues sempre al cor la idea d’Itaca.
Has d’arribar-hi, és el teu destí,
però no forcis gens la travessia.
És preferible que duri molts anys,
que siguis vell quan fondegis l’illa,
ric de tot el que hauràs guanyat fent el camí,
sense esperar que et doni més riqueses.
Itaca t’ha donat el bell viatge,
sense ella no hauries sortit.
I si la trobes pobra, no és que Itaca
t’hagi enganyat. Savi, com bé t’has fet,
sabràs el que volen dir les Itaques.
II
Més lluny, heu d’anar més lluny
dels arbres caiguts que ara us empresonen,
i quan els haureu guanyat
tingueu ben present no aturar-vos.
Més lluny, sempre aneu més lluny,
més lluny de l’avui que ara us encadena.
I quan sereu deslliurats
torneu a començar els nous passos.
Més lluny, sempre molt més lluny,
més lluny del demà que ara ja s’acosta.
I quan creieu que arribeu, sapigueu trobar noves sendes.
III
Bon viatge per als guerrers
que al seu poble són fidels,
afavoreixi el Déu dels vents
el velam del seu vaixell,
i malgrat llur vell combat
tinguin plaer dels cossos més amants.
Omplin xarxes de volguts estels
plens de ventures, plens de coneixences.
Bon viatge per als guerrers
si al seu poble són fidels,
el velam del seu vaixell
afavoreixi el Déu dels vents,
i malgrat llur vell combat
l’amor ompli el seu cos generós,
trobin els camins dels vells anhels,
plens de ventures, plens de coneixences.
Ítaca (o Viaje a Ítaca)
(Kavafis – Carles Riba – Lluís Llach)I
Cuando sales para hacer el viaje hacia Ítaca,
tienes que rogar que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de conocimientos.
Tienes que rogar que el camino sea largo,
que sean muchas las madrugadas
que entrarás en un puerto que tus ojos ignoraban,
y vayas a ciudades para aprender de los que saben.
Ten siempre en el corazón la idea de Ítaca.
Tienes que llegar, es tu destino,
pero no fuerces nada la travesía.
Es preferible que dure muchos años,
que seas viejo cuando fondees en la isla,
rico de todo lo que habrás ganado haciendo el camino,
sin esperar que te dé más riquezas.
Ítaca te ha dado el bello viaje,
sin ella no habrías salido.
Y si la encuentras pobre, no es que Ítaca
te haya engañado. Sabio, como bien te has hecho,
sabrás lo que quieren decir las Ítacas.
II
Más lejos, debe ir más lejos
los árboles caídos que ahora les encarcelan,
y cuando los hayáis alcanzado
ten bien presente no detenerte.
Más lejos, siempre ir más lejos,
más lejos del hoy que ahora os encadena.
Y cuando seáis liberados
vuelve a comenzar los nuevos pasos.
Más lejos, siempre mucho más lejos,
más lejos del mañana que ahora ya se acerca.
Y cuando cree que llegue, sabed encontrar nuevas sendas.
III
Buen viaje para los guerreros
que a su pueblo son fieles,
favorezca el Dios de los vientos
el velamen de su barco,
y a pesar de su viejo combate
tengan placer de los cuerpos más amantes.
Llenen redes de queridas estrellas
llenos de venturas, llenos de conocimientos.
Buen viaje para los guerreros
si a su pueblo son fieles,
el velamen de su barco
favorezca el Dios de los vientos,
y a pesar de su viejo combate
el amor llene su cuerpo generoso,
encuentren los caminos de los viejos anhelos,
llenos de venturas, llenos de conocimientos.
(Amigos, compañeros de viaje: que cada uno de vosotros sepáis encontrar vuestra Ítaca.)